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“EXPLICACIONES SOCIOLÓGICAS DEL DELITO: TEORÍAS DEL PROCESO SOCIAL (TEORÍAS DEL APRENDIZAJE Y TEORÍAS DEL CONTROL SOCIAL)”

Postado em 26 26Europe/Madrid março 26Europe/Madrid 2014 por Anderson Alves

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EXPLICACIONES SOCIOLÓGICAS DEL DELITO:

TEORÍAS DEL PROCESO SOCIAL

(TEORÍAS DEL APRENDIZAJE Y TEORÍAS DEL

CONTROL SOCIAL)

 

 

Teorías del Control  

 

 

Las llamadas teorías del control plantean el problema de la desviación criminal en otros términos: si todo individuo cuenta con el potencial necesario para violar las leyes y la sociedad le ofrece numerosas oportunidades para hacerlo, ¿Por qué, pues, muchos de ellos las obedecen?

Para la teoría criminológica clásica, la respuesta se encuentra en el miedo al castigo, elemento básico del control social. Los teóricos del control, sin embargo, acudiendo a un analise sociológico, ven en el miedo al castigo solo uno de los muchos vínculos del individuo con el orden social: no el ultimo ni el prioritario. El individuo evita el delito –aseguran- porque es el primer interesado en mantener un comportamiento conforme a las pautas y expectativas de la sociedad; porque tiene una razón actual, efectiva y lógica para obedecer las leyes de ésta: la comisión del delito le depararía mas inconvenientes que ventajas.

Lo que no puede explicar con la misma convicción la teoría del control es por que entonces hay personas que delinquen. La respuesta de las control theories apuntan a la existencia de diversas y contradictorias concepciones p códigos morales en el seno de la misma sociedad.

De las teorías del control merecen un examen particularizado las formulaciones de HIRSCHI (social bond theory), BRIAR y PILIAVIN (commitment to conformity), ROCKLESS (containment theory), REISS (control interior) y GLASER (differential anticipation theory).

Teoria del Arraigo Social (social bnd theory)

Se formula por Travis Hirschi en su obra Causes of Delinquency, aparecida en 1969.

Según HIRSCHI, todo individuo es un infractor potencial, y solo el miedo al daño irreparable que pudiera ocasionarle el delito en sus relaciones interpersonales (padres, amigos, vecino, etc.) e institucionales (escuela, trabajo, etc.) le frena. La causa de la criminalidad resultaría, pues, el debilitamiento en el joven de esos lazos o vínculos que le unen con la sociedad. Cuando el individuo carece del necesario arraigo-social o de interés y sensibilidad hacia los demás, carece también, del indispensable control disuasorio, encontrado expedito el camino del crimen. Lo que puede suceder con independencia del estrato social al que pertenezca.

Cuatro factores decidirían el arraigo o vinculación del individuo a la sociedad, a juicio de HIRSCHI.

a)      Apego y consideración hacia personas (Attachment). Sin un sentimiento de afecto por las personas, el individuo pierde la capacidad de relacionarse coherentemente con el mundo y desarrollar una conciencia social (vg.,psicópatas). El apego a los padres es el vínculo primario que asegura el arraigo social indispensable de todo individuo; sin el mismo, difícilmente interiorizará este sentimiento de respeto hacia los otros y hacia la propia autoridad.

b)      Identificación y compromiso con los valores convencionales (commitmente). El tiempo y esfuerzo empleados en líneas de acción convencionales (educación, ahorro de dinero para el futuro, cualificación profesional, etc.) son decisivos porque cuanto mas se comprometa el individuo con los valores convencionales (propiedad, reputación, prestigio, etc.) tanto mas difícil será que declina, siquiera por miedo a poner en peligro su situación adquirida.

c)       Participación en actividades sociales (involvemente). A juicio de HIRSCHI, una intensa participación del individuo en actividades convencionales vg., escuela, esparcimiento, familia, etc.) le aísla de una eventual tentación delictiva, mientras el ocio y la desocupación potencian esta.

d)      Creencias (belief).  La probabilidad de delinquir seria mas acusada en aquellos individuos que carecen de las creencias y códigos morales compartidos generalmente por quienes se hallan en una misma situación social. Pues el desarraigo, la insolidaridad y el vacío moral, impiden desarrollar valores como el respeto a los derechos de los demás y la admiración hacia el código legal, frenos importantes de la conducta desviada.

HIRSCHI, por otra parte, estimo que existía una cierta correlacion reciproca entre los diversos factores mencionados. Una persona, por ejemplo, que rechaza toda relación social, probablemente carece del necesario grado de compromiso con los valores convencionales. Y, en sentido contrario, los individuos mejor identificados con estos son los que participan de hecho mas en actividades sociales licitas (Cfr. Siegel, L.J., Criminology, cit. Pags. 212 y 213).

El propio HIRSCHI ha tratado de verificar empíricamente las principales hipótesis de su teoría, sirviéndose de un minucioso self report study distribuido entre cuatro mil jóvenes estudiantes de California. Del mismo extrajo cinco conclusiones que confirman aquella.

a)      Los jóvenes que demuestran un gran apego a sus padres son menos proclives a la comisión de hechos delictivos.

b)      Conductas que demuestran que un individuo comparte valores convencionales, como el tratar de conseguir una buena educación, no callejear, rehusar  la bebida, suelen ir asociadas al comportamiento convencional.

c)      Los jóvenes que participan en actividades convencionales (deberes, trabajos de casa, etc.) se hallan menos implicados en hechos delictivos. Por el contrario, los que suelen involucrarse en actividades no convencionales son mas proclives al crimen.

d)      Los delincuentes jóvenes mantienen escasas o distantes relaciones interpersonales. Los no delincuentes demostrarían un claro apego a sus pares.

e)      Delincuentes y no delincuentes comparten semejantes creencias sobre la sociedad.

Otro conocido intento de verificar empíricamente el modelo teórico de HIRSCHI se debe a M. HINDELANG, en Nueva York. El autor obtuvo resultados muy semejantes, excepto en el particular del apego del delincuente a sus pares: HINDELANG observo que una estrecha identificación con los pares guarda relación directa con actividades criminales, mientras HIRSCHI llego a la constatación inversa.

 

Teoria de la Conformidad Diferencial (commitment conformity)

 

Se mantiene por S. BRIAR e I. PILIAVIN, y parte de dos premisas, en primer lugar, la posibilidad de que estímulos pasajeros puedan afectar en mayor o menor medida la tabla de valores y la propia conducta del individuo en tanto este se halla expuesto a la influencia de los mismo y recupera sus referencias o patrones normales; en segundo lugar, la evidencia de que existe un grado variable de compromiso y aceptación de los valores convencionales que se extiende desde el mero miedo al castigo hasta la representación de las consecuencias del delito en la propia imagen, en las relaciones interpersonales que se aprecian, en el estatus y actividades presente y futuras, etc.

Lo que significaría que, en situaciones equiparables, una persona con elevado grado de compromiso o conformidad hacia los valores convencionales es menos probable que se involucre en comportamientos delictivos que otro individuo con inferior nivel d conformismo. Y a la inversa: dado un cierto estimulo que ofrezca garantías de éxito o chances suficientes, incluso un individuo con alto coeficiente de conformidad puede sucumbir a la tentación del delito.

A juicio de los autores, el individuo trata de mantener relaciones positivas con la gente y de obtener a sin la aprobación delas personas cuya protección y afecto aprecia (padres, amigos, maestros, etc.). Después, su propio interés por ajustarse a las pautas convencionales condiciona la elección de amistades, optando por las que manifiestan semejantes preocupaciones y valores. De este modo se construirían los vínculos sociales que reclaman e imponen conformidad; lazos o raíces en cuyo desarrollo intervienen factores como el afecto por los pares, aspiraciones ocupacionales, apego hacia los padres, preocupación por los resultados escolares, miedo a las privaciones materiales y sanciones unidas al arresto, etc.

Briar y Piliavin, acentúan la relevancia de un factor muy concreto: la relación temprana del individuo con sus padres; relación decisivamente positiva cuando la disciplina sirve para promover y reforzar comportamientos aprobados por la sociedad; pero muy negativa si el padre no recompensa con afecto la obediencia del hijo, si le ignora o no es capaz de ofrecerle modelos de conducta adecuados, pues entonces desmorona las ataduras que unen al  niño con la sociedad y la propia base sobre la que se asienta la obediencia voluntaria.

 

Teoría de la Contención (containment theory)

 

La containment theory, sugerida por W. RECKLESS, advierte que cualquier explicación sociológica del crimen ha de contar con las características individuales del infractor. ¿Cómo es posible que un individuo que vive en una área pobre y de elevadísimas cotas de criminalidad se resista al delito? Indudablemente – según la teoría analizada – porque concurre en el mismo determinadas cualidades personales que le aíslan y protegen del crimen. La sociedad, desde luego, produce una serie de estímulos, de presiones que impelen al individuo hacia la conducta delictiva. Pero estos son contrarrestados por unos mecanismos internos o externos de contención (containments) que le aíslan positivamente.

A tal efecto, distingue RECKLESS:

a)      Mecanismos de contención (internos y externos): Los internos residen, en definitiva, en la solidez de la personalidad individual; a sin, un buen auto concepto, acusado (ego), alto grado de tolerancia de frustración, metas y proyectos definidos, etc.

ROCKLESS concede una gran importancia al (auto concepto) o concepto que tiene uno de si mismo. Como afirma GOPPINGER, H. (Criminología, cit, pag 52), el concepto de si mismo es el componente diferencial de reacción, que explica por que algunos caen en la tentación y otros no, por que algunos tienden hacia conductas socialmente inaceptables, mientras que otros se alejan de ellas. El concepto de si mismo y de los demás ofrece firmeza frente a los golpes de la vida e la elaboración interna de las experiencias. Consiste en lo que en el hombre permanece de sus vivencias, por ejemplo, actitudes, opiniones, prejuicios, etc. Un concepto favorable de si mismo procura firmeza frente a la presión de lo repugnante, frente a la atracción de las subculturas criminales, así como en los impulsos causados por el descontento y las experiencias frustradas.

Según la fuerza y la integridad de esta firmeza se puede hablar de un concepto de si mismo favorable o desfavorable. Pero también las condiciones exteriores, como la vida familiar o la organización social en derredor, pueden repercutir positivamente, incluso teniéndose un concepto de si mismo muy desfavorable, en cuanto proporcionan por si mismas una cierta firmeza. (Reckless, W. C., Haltthoorie, en: Mschrkeim, 44, 1961, pg, 10).

Los externos proceden de la coacción normativa que ejercen la sociedad y los diversos grupos sociales para controlar a sus miembros. De este modo se promueven el sentimiento de pertenencia a la comunidad y otros factores fundamentales, como consistente código moral; el refuerzo de los valores, normas y objetivos convencionales; las supervisión efectiva y disciplina; y unos roles sociales plenos de sentido.

b)      Mecanismos de presión criminógena, de tres clases:

 

 Impulsos internos (interna pushes): comprenderían factores estrictamente personales, como el descontento individual, la hostilidad, rebelión, conflicto, psicológico, ansiedad, necesidad de una gratificación inmediata, inestabilidad.

Presiones externas (external pressures):  de origen exógeno, que fomentan también la conducta desviada. Así, las condiciones de vida adversas (vg., pobreza, desempleo, inseguridad, desigualdades, acceso muy limitado a los bienes culturales, etc.)

Influencias externas ( external pulls): la conducta desviada de compañeros, miembros de otros subgrupos y subculturas criminales, así como la influencia de los medios de comunicación de masas, etc, ejercen, también una fuerza atractiva criminógena que incide en el individuo.

Según RECKLESS, pues, los dispositivos de contención operaria, como diques contra la potencial desviación del individuo de las normas legales, aislándole de las fuerzas criminógenas; de las presiones, impulsos e influencias que le incitan al delito. De los mecanismos de contención examinados, los internos (inner containments) serían los mas operativos en una sociedad como la norteamericana. En todo caso, un individuo que contara con ambos sistemas de autoprotección seria menos proclive al delito. El pronóstico parece claramente desfavorable cuando ambos se encuentran debilitados.

RECKLESS ha intentado, también, una verificación empírica de su teoría de la criminalidad. Para ello, llevo a cabo una primera investigación en un área de elevados índices de criminalidad. Selecciono 125 good boys basándose en la opinión de sus profesores, analizando los informes y autoevaluaciones de los propios jóvenes sobre sus trayectorias, expectativas, relaciones familiares, etc. RECKLESS llega a la conclusión de que el aislamiento del crimen es un proceso continuo que refleja la internalización de los valores no criminales y la conformidad hacia las expectativas de terceras personas muy significadas. En una investigación posterior de seguimiento (follow up) RECKLESS compartiría los good boys con otros jóvenes cuyos maestros consideraban delincuentes potenciales, constatando diferencias significativas en cuanto a las relaciones con los padres, auto concepto y sentido de responsabilidad social de los jóvenes de uno grupo y otro grupo, diferencias siempre a favor de los del primero. Cuatro años mas tarde, RECKLESS, MURRAY, DINITZ y SCARPITTI, partiendo de la misma muestra, trataron de analizar los cambios y evolución experimentados en ambos grupos de jóvenes. Loa autores hallaron una significativa estabilidad del auto concpeto y del comportamiento personal en los good boys quienes conservaban una mejor imagen de si mismos y una superioridad conductual – también un mayor optimismo que los jóvenes del grupo de control – pudiendo entenderse corroboradas las proposiciones de RECKLESS, si bien son muchas las voces críticas que han denunciado la falta de rigor metodológico de este.

 

Teoria del control interior, de A. J. Reiss

 

Por sus conexiones con el Psicoanálisis y l Cibernética, la teoría del control interior de A. J. Reiss guarda un estrecho parentesco con la de RECKLESS, incluso en sus carencias, ya que trata de fundamentar el proceso de formación del (yo), del concepto de uno mismo, sin excesivo respaldo empírico.

Como teórico del control, REISS rechaza los dos sub modelos explicativos de la conducta criminal mas usuales: que esta provenga de la presión que ejercen en el individuo determinadas estructuras o condiciones sociales; o que el proprio desviado, en virtud de un proceso de atracción o identificación con los valores delictivos, aprenda estos, los asuma.

Por el contrario, REISS contempla la delincuencia como resultado de una relativa falta de normas y reglas internalizadas, de un desmoronamiento de controles erigidos con anterioridad y/o de un conflicto entre reglas y técnicas sociales.

La desviación social es entendida como la consecuencia funcional de controles personales y sociales débiles, de suerte que el control personal solo se contempla como el aspecto internalizado del control social. El reconocimiento del grupo delincuente como instancia de control para el proprio obrar lleva a la negación de las normas de la sociedad entera. REISS atribuye la conducta delictiva a un fracaso del grupo primario; en primer término, a un fracaso de la familia, que no ha conseguido proporcionar al niño papeles sociales adecuados y hacer compatibles estos papeles con sus necesidades, con la ayuda del control social. Así explica el hecho de que hijos de familias con concepciones sociales contradictorias se hagan criminales o hasta reincidentes con mucha mayor frecuencia que los de familias bien integradas. El fracaso de estas personas lo deduce, entre otras causas de un (yo) o un (super-yo) muy poco pronunciados en ellas, de una base moral o control interior escasos, respectivamente. Como control interior debe comprenderse, en este contexto, la medida efectiva de la internalización de concepciones de valores de normas reconocidas.

 

Teoria de la Anticipacion diferencial (differential anticipation theory)

 

Se formula por D. GLASER, quien trata de conciliar con ella la teoría del control social y los conceptos básicos de la asociación diferencial. Su postulado es muy simple: la decisión de cometer o no cometer un delito se halla determinada pos las consecuencias que el autor anticipa, por las expectativas que se derivan de su ejecución o no ejecución.

Tales expectativas descansarían en tres factores:

a)      Los vínculos sociales que una persona desarrolla a lo largo de su vida. Estas ligaduras reclaman conformidad con el orden social y las expectativas de los demás, proporcionando una respuesta del individuo de acuerdo con los estándares de los otros.

b)      E aprendizaje diferencial de modelos, gustos y aptitudes que determinaran si el individuo encuentra plena satisfacción con el comportamiento delictivo o con el convencional.

c)      La evaluación por el proprio individuo, según sus percepciones y experiencia personal, de los riegos y perspectivas derivados de la conducta conforme a Derecho y de la conducta desviada.

En definitiva, pues, según GLASER, las expectativas deciden el comportamiento futuro. El individuo se inclina por el delito si de su comisión se derivan mas ventajas que desventajas, considerando sus vínculos con el orden social, relaciones con otras personas y experiencias precedentes. Ahora bien, tales expectativas, a su vez, dependen del mayor o menor contacto de cada individuo con los modelos delictivos, esto es, del aprendizaje o asociación diferencial.

Las teorías del control – a diferencia de las teorías socioculturales – están en condiciones de explicar el fenómeno criminal sin circunscribir su análisis a la conducta desviada de la lower class. El debilitamiento o ausencia de los vínculos básicos que unen al individuo con el orden social; el de sus grupos primarios y la consiguiente internalización frustrada de las normas y modelos de conducta; el concepto negativo de uno mismo, etc., son criterios o enfoques que pueden aplicarse, también para el esclarecimiento de la criminalidad de las clases sociales privilegiadas.

Por otra parte, y aunque algunas de sus concretas formulaciones pequen de abstracción e insuficiente respaldo empírico, lo cierto es que muchos de sus conceptos y postulados si son, al menos, susceptibles de cuantificación y  constatación. L que no puede afirmarse de importantes proposiciones estructuralfuncionalestas, por ejemplo.

Pero las teorías del control dejan, también, numerosas cuestiones sin respuestas.

¿Existen relaciones funcionales – y, en su caso, cuales – entre la medida del control social interior y exterior? ¿Por qué, de dos personas de una misma familia, crecidas en un mismo ambiente y con idéntica educación, una se inclina por el crimen y otra por la conducta conforme? ¿Por qué una de ellas desarrolla un concepto de si mismo relativamente favorable (un control interior intacto) mientras la otra adquiere un auto concepto relativamente desfavorable?

¿Por qué jóvenes sin apego a los valores convencionales se abstienen, sin embargo, de delinquir; o por que delinquen jóvenes con un muy considerable grado de compromiso e identificación con dicho orden social? ¿Cómo surgen, en definitiva, y como se fortalecen o debilitan esos mecanismos de adhesión y compromiso con este? ¿ Que es lo que determina el concepto de uno mismo?

 

 

Manual de Criminología, Introducción y teorías de la criminalidad, autor: Antonio Garcia-Pablos de Molina, Espasa-Calpe, 1988.

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Anderson Alves, Master en Menores en Conflito con la Ley Penal, orientación en Derecho Internacional.

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